La gota, a veces llamada artritis gotosa, es un tipo común de artritis inflamatoria. Con la gota, los cristales de ácido úrico se acumulan y forman estructuras con forma de aguja en las articulaciones. Estos cristales causan hinchazón, dolor intenso y daño articular debido a la artritis.
La gota es común en las articulaciones de los pies, especialmente en el dedo gordo, pero también puede afectar otras articulaciones como los demás dedos, las rodillas, los tobillos, los codos, las muñecas y los dedos de las manos. La gota también puede desarrollarse en los riñones, las membranas que rodean los tendones y la bursa (pequeñas bolsas entre los huesos y otros tejidos).
Existen varias etapas de la gota:
La pseudogota (o enfermedad por depósito de pirofosfato de calcio dihidratado [CPPD]) es otro tipo de artritis cristalina en la que los cristales afectan las articulaciones. Sin embargo, en la CPPD, los cristales están compuestos de fosfato de calcio, no de ácido úrico. Es más común en la muñeca o la rodilla que en el dedo gordo del pie. La CPPD se trata de forma muy diferente a la gota, ya que esta última no responde a la mayoría de los medicamentos para la gota.
Puedes desarrollar gota si tu cuerpo produce demasiado ácido úrico (hiperuricemia) o no lo elimina en cantidad suficiente. Tu cuerpo produce ácido úrico de forma natural al procesar las purinas (compuestos químicos presentes en algunos alimentos).
Tu cuerpo contiene algunas purinas de forma natural y creas más cuando comes o bebes alimentos o bebidas ricos en purinas, como:
Normalmente, los riñones procesan el ácido úrico y lo eliminan del cuerpo a través de la orina. Sin embargo, cuando este proceso no funciona correctamente, el ácido úrico forma cristales en las articulaciones.
Tiene mayor riesgo de padecer gota si:
El síntoma más común de la fascitis plantar es el dolor en el talón. Puede variar desde un dolor sordo y constante hasta un dolor agudo y punzante. Otros síntomas incluyen:
Si tiene dolor de pie persistente, programe una cita con un especialista de Banner Health . Le ayudarán a recuperarse sin dolor.
Si no se trata, la fascitis plantar puede causar dolor crónico en el talón y alterar la forma de caminar. Con el tiempo, esto puede derivar en problemas de rodilla, cadera o espalda.
Descanse y evite actividades que empeoren el dolor.
Un profesional de la salud puede diagnosticar la fascitis plantar basándose en sus síntomas y un examen físico. Durante su consulta, es posible que:
Obtener un diagnóstico es el primer paso para sentirse mejor.
La mayoría de las personas se sienten mejor con cuidados básicos en casa. Pruebe estos pasos:
Si sus síntomas no mejoran, su proveedor puede recomendarle:
En algunos casos, también se pueden usar inyecciones de esteroides para aliviar los síntomas, pero el alivio suele ser temporal. Las inyecciones múltiples de esteroides también pueden debilitar la fascia plantar, lo que aumenta el riesgo de rotura.
La mayoría de las fracturas se curan en un plazo de seis a ocho semanas. El tiempo de recuperación depende de:
Probablemente perderá fuerza muscular y amplitud de movimiento durante la recuperación. Y después de que le retiren el yeso o la férula, o después de la cirugía, es posible que deba limitar sus movimientos hasta que el hueso se estabilice y haya demostrado cierto grado de recuperación.
A medida que su hueso sana, la rehabilitación puede ayudarle a recuperar la fuerza y la movilidad. Su médico podría recomendarle:
Completar su programa de rehabilitación puede acelerar su recuperación y ayudar a prevenir futuras fracturas.
Descanse y evite actividades que empeoren el dolor.
Proteja sus pies y reduzca el riesgo con estos consejos: